CeRP del Norte. Historia y significado
Joni Ocaño
“Dicen intelectualoides
Que hablan por televisión
Que a pasos agigantados
Se despuebla el interior
Y ruegan a los muchachos
No se vayan por favor
Pero para este problema
Solo hay una solución
Que te puedan operar
No solo en la capital
Y que puedas estudiar
No solo en la capital
Y que puedas progresar
No solo en la capital”
Pablo Estramin
El 26 de mayo de 1997 se funda el CeRP del Norte, curiosamente el mismo día de la fundación de la primera biblioteca nacional por Dámaso Antonio Larrañaga y, en consecuencia, del día nacional del libro. Puedo imaginarme más de un motivo para conmemorar y celebrarlo; para, como se dice comúnmente, no dejar “pasar en blanco” esta fecha.
De dónde venimos
La historia de la formación docente uruguaya ubica la creación de los primeros institutos de formación de maestros a fines del siglo XIX con la reforma vareliana. Se brindaba una formación general al futuro docente, apuntando al desarrollo de una formación científica y humanista impregnada en los valores propios de la sociedad democrática.
La universalización creciente de la enseñanza primaria en el país pronto demandó la creación de los Institutos Normales en todo el territorio nacional propiciando la formación para atender a las demandas de una sociedad en pleno crecimiento. Con estos Institutos se eliminaron las juntas o mesas examinadoras itinerantes que desde Montevideo recorrían el país. tomando exámenes a los estudiantes que se preparaban libres en cada localidad.
Aunque la Universidad se había hecho cargo de la enseñanza secundaria en sus inicios con la sección de Enseñanza Secundaria, recién en 1949 con la creación del I.P.A., se comenzó a atender el problema de la dotación de profesores específicamente para ese nivel.
La formación de profesores de secundaria se caracterizaba, en esos orígenes, por enfoques curriculares alineados a una concepción universitaria en los que los estudiantes recibían la formación teórica, con claro énfasis en las llamadas “materias específicas”, para luego aplicarlas a la práctica. Se trataba de preparar a profesores que en el ejercicio de su profesión formaran a los adolescentes y jóvenes que tenían como destino la universidad.
Esta tradición de la formación de profesores estaba concebida, entonces, para una enseñanza secundaria que funcionaba como preparatoria a la universidad. Por lo tanto resultaba funcional a los intereses de las clases más pudientes cuyas aspiraciones eran ésas. Los jóvenes de familias muy pobres tenían otras urgencias y otros destinos y los liceos les resultaban estériles.
El plan 86 de formación docente representa un avance tanto en lo referido a su fundamentación como en las concepciones de la formación que promueve. Se enmarcan en otra concepción de la educación secundaria y de sus fines.
Más adelante, con el plan 92 de formación para maestros se aprecia un claro intento de fundamentación práctica, donde la interdisciplinariedad, la investigación y la práctica docente son componentes fuertes del plan.
En cuanto a lo organizacional tanto en el I.P.A. como en los I.F.D. se prevé el funcionamiento de un Consejo Asesor Consultivo (C. A. C.) por centro que, si bien no tienen carácter resolutivo ni de cogobierno, suponen la posibilidad de participación de todos los actores de la institución en la gestión de la misma. Estos Consejos se han mantenido en los planes de formación de los CE.R.P. hasta la fecha.
Los CE.R.P. más allá de las realidades en construcción, proponen una nueva estructura que promueve una fuerte comunidad educativa y posibilita una gestión y una práctica colegiada con un gran margen de autonomía. Cabe a los sujetos la realización y resignificación de dichas posibilidades.
Estos nuevos modelos de formación implantados en nuestro país se encuadran perfectamente en la noción de formación permanente, desarrollo del profesional y mejoramiento de las prácticas a través de la investigación.
Surgimiento de los CERP
Los Centros Regionales de Profesores (CERP) se crearon a partir del año 1997 en el marco de la reforma educativa 1995 – 2000, conocida popularmente como la “Reforma Rama” que fue articulada a partir de un profundo diagnóstico de la educación uruguaya realizado por la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL). En ese marco se desarrolló el programa de Mejoramiento de la Educación Secundaria y de la Formación Docente (MESyFOD) y se estableció un acuerdo de financiación entre el gobierno uruguayo y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que incluía la creación original de cuatro CERP en el país (posteriormente se amplió a seis).
La creación de los CERP se vinculó con los tres objetivos de dicha reforma orientados a la consolidación de la equidad social, a la mejora de la calidad de la educación y a la “dignificación de la formación y la función docente” constituyéndose en el aspecto más destacable y quizás el evento más significativo para la formación docente desde la creación del IPA en 1949.
El panorama de la formación docente para la enseñanza media en el país en aquel momento no era nada alentador. De acuerdo al Censo de Docentes realizado en 1995, en Montevideo existían “entre 44 y 45% de profesores diplomados, y en el conjunto de los 18 departamentos restantes, 20% con un porcentaje nacional del 30,%” (Documento base, 1997, pág. 5)[i]. De esta manera la distribución de los profesores diplomados mostraba no solamente un déficit a nivel nacional sino también una marcada inequidad entre capital e interior.
Si en Montevideo un poco más de 5 de cada 10 profesores no era titulado, en el interior la relación era mucho más preocupante: 8 de cada 10 profesores no poseían título. Esta diferencia era atribuida, entre otras cosas, a que la formación de profesores se centralizaba en la capital, lo que contribuía a segmentar el sistema al concentrar la mayoría de los profesores titulados allí (este centralismo no solamente favorecía al estudiantado ca
pitalino, sino que absorbía una parte de los egresados provenientes del interior). El efecto inmediato era el de una oferta educativa para la enseñanza media claramente diferenciada entre Montevideo y el resto del país.
En aquel momento diversas investigaciones mostraban una estrecha vinculación entre problemas de calidad de la enseñanza media en Uruguay y la débil profesionalización de su cuerpo docente. Este problema era especialmente preocupante en la región noreste donde había materias con graves problemas (Matemática, por ejemplo, contaba en ese momento solamente con un profesor titulado en todo el departamento de Rivera).
Según Acevedo (2011), atendiendo a esa prioridad y buscando una mayor equidad geográfica y social se fueron instalando por etapas en el país estos Centros en una división territorial de “muy dudoso basamento teórico y técnico” (Ídem. 48). El 26 de mayo de 1997 se crearon los dos primeros CERP del país: el del Norte con sede en Rivera y el del litoral con sede en Salto. Son actualmente 6 centros de este tipo que están funcionando en el país: a los mencionados, le siguieron el CERP del Este (Maldonado), el del Suroeste (Colonia), del Sur (Atlántida) y del Centro (Florida).
La formación de profesores de enseñanza media en el país hasta entonces se atendía mediante dos modalidades: una presencial con clases desarrolladas en el Instituto de Profesores “Artigas” (I.P.A.) y otra utilizando la red de los Institutos de Formación Docente (I.F.D.) del interior donde los estudiantes podían cursar materias generales pero debían rendir los exámenes de las “especialidades” en calidad de libres en Montevideo. Con estas dos modalidades de formación de profesores se lograban muy magros resultados (promedialmente se formaban alrededor de 212 profesores de enseñanza media al año, mientras que los retiros del sistema eran de aproximadamente 650). Por todo eso la Administración de entonces consideró que ese sistema era francamente insuficiente en todo sentido. “«El árbol se mide por sus frutos», señala la máxima bíblica. Y en este caso, el árbol no produce frutos. Y esto solamente teniendo en cuenta lo cuantitativo, sin analizar los problemas de calidad que puedan tener” (Documento Base, 1997, pág. 6)[1].
He ahí la situación de partida: una proporción muy considerable de los profesores de enseñanza secundaría no poseían título habilitante y, por consiguiente, carecían de la formación didáctica específica en un escenario de enfático crecimiento de la matrícula en el subsistema Secundaria y de elevados índices de retiro docente.
La creación de los CERP, con un nuevo plan por áreas de formación (plan 97), cambió esta situación. Ya en el año 2001 la matrícula de formación docente inicial se había incrementado en un 86% con respecto a 1995. De hecho, desde que se instalaron los CE.R.P, hasta el año 2002, habían egresado 839 nuevos profesores frente a los aproximados 250 egresos que se registraban antes de 1997. Por otra parte, en ese mismo período, mientras que en el IPA y los IFD la matrícula no tuvo demasiada variación, en los CE.R.P. se incrementó de 185 inscriptos a más de 1000.
El Plan 97 con el que inicia este nuevo modelo descentralizado de formación docente buscaba atender una emergencia y, en consecuencia, disminuía de 4 a 3 años la carrera pero, en comparación con el plan anterior (plan 86 del IPA e IFD) duplicaba las horas totales de formación.
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Plan 86 (IPA- IFD) |
Plan 97 (CERP) |
Carga horaria diaria |
4 hs |
8hs |
Días lectivos |
180 días |
200 días |
Horas por año |
720 hs (600 efectivas) |
1600 hs |
Duración de la carrera |
4 años |
3 años |
Horas totales de formación |
2400hs |
4800hs |
(Fuente: Documento base, 1997, pág.8)
Proponía para el primer año, una estructura curricular por áreas en vez de asignaturas, en segundo año las áreas se dividían en “menciones”, para desembocar en tercer año con una profundización en la especialidad elegida. El modelo curricular por áreas buscaba romper con el “asignaturismo” propio del modelo academicista universitario aún presente en la tradición del IPA y fue, en su momento, muy resistido por un amplio sector de profesores en ejercicio. El principal argumento para el rechazo al modelo por áreas se apoyaba en el supuesto de que la formación específica se vería resentida y no permitiría la profundización adecuada en la disciplina a enseñar.
Se trata de centros que se constituirían en enclaves culturales de carácter regional con un sistema de becas que aseguraría atender, por lo menos parcialmente, la equidad social.
El problema de los Formadores
Durante dos intensos meses (marzo y abril de 1997) se desarrolló, en el entonces Centro de Capacitación y Perfeccionamiento Docente (CECAP) del Consejo Directivo Central (CODICEN), un proceso de selección de docentes sin precedentes en Uruguay: Un riguroso curso/concurso que seleccionó y a la vez formó, de un conjunto de más de 700 profesores convocados a nivel nacional, a 125 docentes para ejercer en los CERP cuya creación en ese entonces era inminente. “Los formadores de todo el país, egresados del Instituto de Profesores “Artigas” o profesionales universitarios con reconocida trayectoria en la docencia, fueron seleccionados mediante presentación de antecedentes y a través de la evaluación de una prueba de reflexión, con la actuación de tribunales de alta jerarquía”. (Documento base, 1997, pág. 1).
En dicho curso/concurso los docentes se fueron preparando para finalmente ser seleccionados, en rigurosas pruebas de oposición, en torno a dos grandes objetivos que fueron alcanzados: a) se seleccionó los formadores del primer año de los CERP del litoral y del norte (dos por especialidad para cada centro); b) con los que quedaron, se integró una lista de personas calificadas que fueron convocadas oportunamente para los cursos de los demás años en los CERP y para el programa del CODICEN de capacitación de docentes en ejercicio (este programa buscaba darles la oportunidad de titulación a aquellos profesores de enseñanza media en ejercicio que aún no poseían título).
El CeRP del norte
Para el CERP del norte, de un total de alrededor de 40 a 60 profesores de cada especialidad, seleccionados después del riguroso proceso de dos meses intensivos en Montevideo (8 horas diarias de lunes a viernes en régimen de internado para los profesores provenientes de interior) mediante un concurso de oposición, resultaron 10 docentes, 2 por cada área definida:
Ciencias de la Educación: Claudia Menéndez y Joni Ocaño.
Ciencias Naturales: Laura Gonzáles y Marisabel Saravay.
Ciencias Sociales: Ademar Cordones y Freddy Lima.
Literatura/Español: Gerardo Ciancio y Karina Nossar.
Matemática: Eduardo Perazza y Hugo Brum.
El plantel docente se completó posteriormente con un llamado para dictar clases de informática en el que ingresaron al centro Marta Cabrera y Cristina Díaz, y de inglés las profesoras Teresita Dángelo y Evelyn Rampa.
También se designó como director al profesor Heriberto Núñez da Rosa y como secretaria docente a la maestra Elsa Baraciarte quienes, entre otras cosas, se pusieron a resolver el problema de la provisión de los funcionarios administrativos y de servicio. Luego de consultas a los docentes del medio se logró por traslado la inclusión de Rosana Siñeriz y Marta Pezzaroglo para tareas administrativas.
De esa manera quedó integrado el grupo de profesores, la dirección, la secretaría docente y los administrativos quienes, junto a la primera generación de estudiantes, se constituyeron en los “fundadores” del CERP del norte.
Al año siguiente se incorporaron nuevos estudiantes, el funcionario Julio Silva y otros profesores, entre quienes estaban Washington Meneses e Isabel Duglio aún en actividad en el centro. En años posteriores se fueron incorporando muchos otros docentes, quienes enriquecieron el grupo profesional y realizaron significativos aportes a la formación y a la producción académica en este CE.R.P. aunque ya no pertenecen a dicho colectivo (Fernando Acevedo, Patricia Viera, Atilio Andreoli, Leonardo Olivera, ….son algunos)
Se recuerda especialmente aquellos docentes ya fallecidos que dejaron, junto con las distintas generaciones de estudiantes, una marca imborrable en la memoria del centro: Fredy Lima, Carmen Andrés, Bruno Antognaza y Teresita Dángelo.
El CE.R.P. del Norte comenzó funcionando en el local del liceo nº 4 de Santa Isabel con una inscripción inicial de 88 estudiantes provenientes de toda la región noreste. Se ofrecían 8 especialidades de profesorados: Biología, Español, Física, Geografía, Historia, Literatura, Matemática y Química.
Algunos consideraban que el plan de los CE.R.P. (1997) era una especie de “plan de formación por inmersión” debido a la gran carga horaria de permanencia diaria en el centro. En este plan se duplicó el número de horas de clases del IPA aunque se disminuyó el número de años a tres. La jornada resultaba muy exigente para estudiantes y profesores ya que el horario era de 13:00 a 22:00 horas de lunes a viernes y todos debían permanecer durante ese horario en el centro participando de las aulas y las distintas actividades académicas allí desarrolladas.
Desde el año 2000 el CE.R.P. cuenta con local propio ubicado en ruta 5 km 475.5 en parte del predio que era de la escuela agraria de Rivera. Sus modernas instalaciones cuentan con laboratorios de física, química, biología e informática, biblioteca, sala de lecturas (que funciona como salón de usos múltiples), sala de reunión de profesores, 6 salas de departamento, dirección y secretaría docente, una amplia bedelía, dos residencias estudiantiles y un amplio comedor.
Quiénes somos
Desde su “mandato fundacional”, los CERP debían convertirse en “enclaves culturales”, transformándose en referentes para la comunidad en la que se insertaron. En este proceso se han superado muchas de las dificultades iniciales, y el CERP del norte se ha consolidado como un lugar de referencia académica en el medio, con amplia disposición a la participación y al trabajo colaborativo con las instituciones y actores del medio, construyendo propuestas y proyectos en función de las diferentes demandas.
Hemos sido capaces de establecer vínculos fuertes y comprometidos con la comunidad, y encaminar proyectos de diversa índole con diversas instituciones y actores del medio local y/o regional.
La implementación del Plan 2008 supuso la creación de departamentos académicos, que comenzaron a funcionar desde marzo 2008 con docentes efectivos e interinos a medida que se fueron integrando al centro.
Cada departamento elaboró su propuesta de plan de acción y realizó a la largo de los años diversas actividades de enseñanza, extensión e investigación. En algunos casos se continuaron líneas de acción asumidas desde años anteriores, por lo que la nueva estructura de departamentos en tanto reorganización, contribuyó a afianzar proyectos en marcha y a promover otros.
Hoy, a 23 años de aquel inicio, que localidades rurales, históricamente olvidadas por el sistema, puedan contar entre sus hijos con profesores formados profesionalmente y volcando ello en beneficio de sus adolescentes y en definitiva de su propio desarrollo cultural, no es un hecho para nada menor.
No todos los jóvenes de esta región, desde entonces, van a morir en la capital.
Es posible obtener más información sobre actividades del cerp del norte en la página web del centro
http://www.dfpd.edu.uy/cerp/cerps/cerp_norte/
[1] Destacados en el original